«Esta es la Historia de la Moza más hermosa y delicada que jamás humedeció una Cama. Se llamaba Evangeline Musset y había sido condecorada con
una Enorme Cruz Roja por la Dedicación, el Alivio y la Distracción que proporcionaba a las Muchachas en sus Partes Posteriores, en las Anteriores y en
cualquiera de esas Partes que tan Cruelmente las hace sufrir.»

Shanguide

>> jueves, 25 de diciembre de 2008

El almanaque de las mujeres

A pesar de su longevidad y de haber cultivado muy diversos géneros, la obra de la escritora norteamericana Djuna Barnes (1892-1982) es bastante escasa. Sin duda, lo más conocido de esta interesantísima mujer ―que se consideraba a sí misma «la escritora desconocida más famosa del mundo»― es la novela modernista El bosque de la noche (1936). Al igual que otros autores estadounidenses, Barnes se instaló en el bullicioso París en los años 20, adonde había llegado como corresponsal junto a su amante, Telma Wood. En la capital francesa se relacionó con escritores como James Joyce, Gertrude Stein o Ezra Pound. Quienes no provenían de una familia adinerada necesitaban un mecenas, y Barnes contó con la ayuda de dos compatriotas multimillonarias: Peggy Guggenheim y Natalie Barney. Por el salón de esta última pasaba lo más granado de la intelectualidad francesa, inglesa y norteamericana; pero además auspiciaba un selecto círculo formado por escritoras y pintoras, en su mayoría lesbianas, y al que Barnes, cómo no, pertenecía. Barney inspiró personajes en obras de Colette ―que fue su amante― o Radclyffe Hall, y también aparece en la primera obra de Djuna Barnes, Ladies Almanack, que se publicó en 1928 con una tirada de mil cincuenta ejemplares.

Esta edición española cuenta con las ilustraciones originales hechas a pluma por la propia autora.
El almanaque de las mujeres es una aguda sátira del lesbianismo parisino escrita en inglés arcaico. El libro cuenta la vida y milagros de una dama llamada Evangeline Musset, trasunto de Natalie Barney. En palabras de su editora y prologuista, Isabel Franc, «el almanaque presenta a la dama Musset como una papisa lesbiana, cuya cama nunca está vacía. Su nombre, Evangeline, da ya una idea de su carácter evangelizador. La heroína del almanaque se compromete de por vida a rescatar a las mujeres de los peligros de la heterosexualidad, por lo que, en un apoteósico final, es elevada a la santidad». Y como la escritura resulta bastante críptica, Franc proporciona algunas claves para entender este peculiar e interesante libro, que se cierra con una entrevista que Michèle Causse le hizo a Barnes un año antes de su muerte. Bernardo M.Briz

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